Querer ser un alto ejecutivo y tener personal a cargo es un recuerdo que viene a mi mente. Ese pequeño que caminaba de la mano de su padre viendo con admiración las máquinas y sonidos de la planta en la que su progenitor trabajaba hacia que su corazón palpitara a mil por hora.
Crecer cerca del olor a metales, conocer el sonido de las máquinas y escuchar temas que en el entender de un niño era incomprensible pero apasionante.
Puede ser que crecer en este entorno me motivara a prepararme en diferentes líneas para alcanzar una posición importante en una empresa. Sin embargo, la decisión de emprender viene a mi vida ya cruzando el final de mis treintas y saludando a los cuarenta años.
Diferentes acontecimientos me llevaron a tomar la decisión de emprender, una de ellas y la que me hizo tomar el primer paso fue la necesidad. Estamos en una sociedad en el que el profesional “cuarentón” ya huele a viejo, parece como si tuviera fecha de vencimiento. Tuve un periodo de desempleo importante y considerando que tenía familia había que moverse.
No logro detallar la cantidad exacta de ideas para emprender que vinieron a mi mente, primero las más fantásticas y espaciales, luego las más sencillas y desesperadas. Todo esto me permitió en un punto del arranque escoger una opción, la más inmediata y que me diera para el arroz y los frijoles.
¿Cuál es ese nivel?
Cuando tu cerebro se calibra correctamente al entender y asimilar que eres capaz de sostenerte por un tiempo importante, que pierdes ese temor a dar el primer paso, que comienza esa cosquillita que te dice en tu mente ¿Qué te detiene? Es ahí donde te das cuenta si deseas realmente volver a buscar un trabajo como asalariado o si pasas a ser Emprendedor POR CONVICCION
Emprender por Convicción, ahora sí la cosa tiene otro matiz. Entiendo que voy a tener problemas, que no todo es color de rosa pero se también que existen otros colores. Tengo claridad de que debo cuidar de mi cliente y que no todo lo sé por eso es importante conocer en el área que estoy trabajando.
Entender que mi proyecto de vida tiene un proceso, sembrar, cuidar de esa semilla y prepararme para que crezca. Cuando recoja los frutos entender que voy a hacer con ellos.
La mayor lección en este camino fue para disfrutar de mi empresa tuve que tener la NECESIDAD DE TENER UNA. Si todo se te da fácil, en buena hora, pero mantener ese proyecto de vida es cuestión de perseverancia, preparación continua y la humildad suficiente para aceptar que no todo se puede hacer solo.
Hoy puedo decir que las ventajas de tener tu propia compañía, tiene grandes ventajas y más aún la valoras al punto de entender que tienes obligaciones claras.
Si tienes esa cosquillita de emprender HAZLO ¡! Si no sabes cómo, hay una regla muy sencilla Pide ayuda.
Un abrazo fraterno.
Jose Abarca Bastos.
Director General
Next Level Investors
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